Hermano Agustín Philips, S.T. 1886-1952
El Hermano Augustine Philips, S.T., fue el primer hombre que siguió el Movimiento del Cenáculo Misionero fundado por P. Judge y que luego se convertiría en los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad. El Padre Judge dijo que fue el Hermano Agustín quien contribuyó en gran medida a la fundación de la Comunidad. Hay una cita de P. Judge diciendo: “No habría Comunidad sin el Hermano Agustín”. El Hermano Agustín vino a ayudar al Padre Judge como un catequista sin deseos de ser sacerdote. Su vocación se remonta a 1913 o 1914, cuando viajaba desde Dover, Nueva Jersey para trabajar para Prudential Insurance Company en Newark, Nueva Jersey. Fue invitado por un asociado del Cenáculo para dar catequesis de Primera Comunión a un grupo de niños italoamericanos. Fue a través de este trabajo que el Hermano se encontró con el Padre Judge. Él fue quien hizo el pago inicial de la propiedad de Holy Trinity, AL, a través de un generoso regalo de la Sra. Walker. También, él fue quien dió el nombre al seminario en Holy Trinity como: Seminario Preparatoria de San José ST. Él fue el primer Custodio de las primeras tres fundaciones de los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad: Holy Trinity, AL, Gillette, NJ y Stirling, NJ. Él estuvo con el Padre Judge en muchos días peligrosos y nunca perdió la visión de que “si es la obra de Dios continuará”.
Hermano Antonio Kelley, S.T. 1884-1950
El Hermano Antonio Kelley, S.T., era de Paducah, Kentucky. Sus primeros años los pasó en el mundo como un hombre de negocios exitoso, un corredor de algodón (negociante de algodón), para una de las firmas más grandes en el sur y más tarde en su propio negocio. Tenía una forma de ser que era una mezcla de gracia sureña e ingenio irlandés. En 1926, llevó a un amigo a Holy Trinity, Alabama, y se sorprendió y conmocionó por las condiciones que tenía la casa de un puñado de jóvenes que estudiaban para el sacerdocio. Le sorprendió que alguien pudiera elegir esa clase de vida pobre. En un segundo viaje, en el que regresó para traer comida y dinero, se encontró con el Padre Judge. El Padre Judge le preguntó: “¿Cuándo vienes a quedarte con nosotros?” Finalmente, después de mucho orar y meditar , regresó a Holy Trinity el 1 de febrero de 1927, para quedarse. Mientras que él quería estudiar para el sacerdocio, el Padre Judge le dijo que necesitaba un mendigo para buscar fondos para el grupo que luchaba. Antonio se convirtió en eso, acercándose a los muchos contactos que tenía en el Sur y el Norte durante dieciséis años. Miró más allá de la satisfacción personal de ser un sacerdote. El Hermano Antonio fue un ejemplo infalible de alegría. Fue instantáneo e incuestionable en obediencia. Él irradiaba paz y caridad; amaba a sus hermanos y ellos lo veían como “el Tío Mike”.
Hermano Joseph Limpert, S.T. 1893-1976
El Hermano Joseph Limpert, S.T., ingresó a los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad en 1926. Inmediatamente fue enviado a de misión a la Academia de Holy Trinity en Stirling, N.J. como asistente del prefecto. Antes de unirse a la Comunidad, trabajó como contable de la empresa Mack Truck Company en Nueva York. Su experiencia comercial y su espíritu generoso y entusiasta se utilizaron con éxito en misiones posteriores a lo largo de los años en Holy Trinity, AL, Puerto Rico, Stirling, Nueva Jersey, Brackney, Pennsylvania, y Silver Spring, MD (Maryland). Su confiabilidad, trabajo y devoción a los ideales del Cenáculo Misionero hicieron del Hermano Joseph una ayuda valiosa para la comunidad durante los últimos siete años de la vida del Padre Judge, y aún más en los años que siguieron. En tiempos difíciles, su fe y confianza inconmovibles en Dios fue un baluarte para la Comunidad. Mediante su hospitalidad ganó muchos amigos para la Congregación. El espíritu del hermano José simplemente dice: “Por supuesto, el Cenáculo es de Dios y, por supuesto, continuará”, pero, “ahora hagamos todo aquello que esté a nuestro alcance”.