Las Misiones Trinitarias nacieron hace cien años en Alabama. El Padre Tomás Judge, sacerdote vicentino que fundó a los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad, fue asignado en 1915 a la parte oriental del estado. Lo que había allí eran pueblos de molineros que vivían en las más deplorables condiciones y en el campo labradores que apenas se ganaban la vida en sus pequeñas parcelas. El Padre Judge se encontró también con perjuicios en contra de los católicos fundamentados en conceptos erróneos acerca de la iglesia y en el temor a lo desconocido.
Con acostumbrado celo adelantó su labor misionera entre las gentes de Alabama, aprovechando toda oportunidad para predicar, tanto en los ámbitos formales de la iglesia como en toda situación que se lo permitiera. Animaba a los católicos no-practicantes a volver a los sacramentos. Con aquellos de otras religiones, trataba de disipar los mitos que tenían sobre el catolicismo. Permaneció dentro de las normas sociales y culturales del momento, pero las desafió dirigiendo sus esfuerzos hacia los molineros blancos pobres y hacia los campesinos negros.
La “herencia sureña” que nos dejó el Padre Judge es tan vital hoy como lo fue en su tiempo. Por supuesto la forma de expresarla ha cambiado, pero las misiones sureñas siguen siendo terreno fértil para nuestra rama especial de labor misionera: la preservación de la fe, con un énfasis especial en desarrollar el espíritu misionero en los laicos. Hoy en día nuestros misioneros siguen sirviendo en Alabama, Georgia, y Mississippi.